El BAM participa en un coloquio sobre el desperdicio alimentario

La jornada estuvo organizada por El Economista y PwC, y tuvo lugar en la sede de El Economista en Madrid el 11 de junio, contó también con ponentes de las principales empresas involucradas en el desperdicio alimentario como Carrefour, PWC, Aramark y AECOC.
El evento se enmarcó en la aprobación en el Congreso de los Diputados de la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario en España el pasado 23 de marzo de 2025, que pretende reducir de forma drástica la cantidad de alimentos que se desperdician a lo largo de toda la cadena, desde el productor hasta el consumidor, mediante una serie de obligaciones para empresas, distribuidores, hostelería y otros agentes del sector.
Gema Escrivá de Romaní, afirmó que “las compañías están obligadas a gestionar sus excedentes y muchas se están ahorrando gastos de destrucción”, expresó. Se trata de un punto que genera debate a la hora de quien tiene que asumir los costes operativos, la empresa que está obligada a gestionar sus excedentes y que tiene ventajas fiscales por ello, o una organización sin ánimo de lucro. “Es un punto que la ley no ha dejado claro”. “La compañía necesita gestionar sus excedentes y nosotros le ayudamos a hacerlo de forma eficiente, llevándoselo a las personas vulnerables con un reparto equitativo. Además, emitimos un certificado fiscal para que la empresa, dentro de su cuenta de resultados pueda mitigar esa pérdida de excedentes.”
Se trataron los cambios de la nueva ley, el régimen sancionador, el origen del desperdicio y las barreras para acabar con el desperdicio, y como esta puede suponer oportunidades y con una clara vocación de futuro en el que está todo por hacer, y como el uso de la tecnología permite ajustar la producción a la demanda.
En el evento se establecieron como claves para reducir el desperdicio alimentario la colaboración y la concienciación, y los ponentes consideran positiva la nueva norma, que nace del consenso, en el que España es el tercer país de la Unión Europea en regular el desperdicio. Finalmente se llegó a la conclusión de que el éxito de esta normativa pasa por sensibilizar y tener capacidad de prevención para evitar el desperdicio alimentario.